Tu cárcel

Por estos días de confinamiento además de las noticias dolorosas que inundan los medios, se habla de lo mucho que se han fortalecido los lazos familiares, de que así como la tierra se está limpiando, está crisis llegó para compensar el tiempo que cada vez fue tornándose más escaso entre obligaciones laborales, académicas, el tráfico, entre otros aspectos.

Pero que pasa sino es tu caso?, qué pasa si tu realidad no encaja en lo que te cuentan tus amig@s o en las fotos, que ya abundan en las redes sociales, de seres queridos compartiendo su tiempo libre.

La verdad es que nada es perfecto, pero ¿por qué no esforzarnos para estar más cerca de lo que queremos?

Nada sucede al azar, todo tiene una lección trascendental que muchas veces nos cuesta trabajo reconocer, aprender e integrar en nuestra vida. Aquí algunas situaciones que he evidenciado por experiencia propia o que he visto en experiencias cercanas, dos escenarios muchas opciones.

1. Quienes se encuentran solos, bien sea por las circunstancias o por convicción. Probablemente deban reconciliarse consigo mismos; evaluar si los estándares para que alguien sea digno de su compañía son demasiado elevados; observar que tanto están dispuestos a ceder y a tolerar de los demás; examinar si han puesto a su alrededor un muro inquebrantable que les impide caer en la vulnerabilidad y el compromiso por «autoprotegerse»; sentir lo dependientes que pueden llegar a ser de su dinámica cotidiana e incluso de otras personas; entender que no son autosuficientes; analizar si al final del camino quieren estar realmente solos.

2. Quienes están acompañados, a veces en burbujas o mundos unipersonales bajo el mismo techo e incluso en la misma cama; en convivencias insoportables donde los roces del día a día pasaron a violencia psicológica o física; evidenciando lo inequitativas que están las cargas con las labores domésticas y/o la crianza de los hijos; conociendo un poco más a su pareja, a sus padres o a sus hij@s sin reconocerlos; analizando si la decisión que tomaron de vivir en comunidad fue consciente, impulsiva, por presión social o por andar en piloto automático.

Estoy segura que hay más opciones de las que enumeré, pero ya es tarea de cada quien descubrir cuál es su lección o su misión en medio de todo esto. De puertas para adentro.

Hay que preguntarse en estos días, qué clase de vida tenemos y qué clase de vida queremos. Pero más importante aún, ¿a qué me comprometo yo para alcanzar ese anhelo?

La vida es solo una y lamentablemente necesitamos de una crisis como esta para entender que debemos cambiar; que hay detalles grandes y pequeños que se deben ajustar para valorar lo que realmente importa; para entender que de nada sirve decir que amas, incluso si es a ti mismo, si en tus acciones no se ve como una prioridad, entendiendo que las prioridades son aquello a lo que más dedicas tu tiempo.

Los seres humanos necesitamos tiempo de calidad, para interactuar, para comunicar, para conectar, para sentir, para manifestar, para cultivar y ser cultivados, para amar, de lo contrario nuestra esencia se va desvaneciendo. Somos como la naturaleza, pues hasta un río necesita ser alimentado por la lluvia de lo contrario se seca.

Y tú, ¿cuál crees que sea tu penitencia?

Espero que hayan disfrutado la lectura, hasta una próxima entrega.

Jenniffer Téllez M 🌸

Publicado por Jenn_Téllez

Adicta a la música / Reverente de la Naturaleza / Cinéfila / Viajera Apasionada / Amante de la Literatura

Deja un comentario

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar